Grazia Deledda
Nuoro, 27 de septiembre de 1871 – Roma, 15 de agosto de 1936
Grazia Deledda en 1926
«Tengo la intención de recordar la Cerdeña de mi infancia, pero sobre todo la sabiduría profunda y auténtica, la forma de pensar y vivir, casi religiosa de algunos antiguos pastores y campesinos sardos (…) a pesar de su absoluta falta de cultura, nos hace creer un hábito atávico de pensamiento y de contemplación superior de la vida y cosas más allá de la vida. De algunos de estos ancianos he aprendido verdades y conocimientos tan límpidos y consoladores que ningún libro me ha revelado. Son las grandes verdades fundamentales que los primeros habitantes de la tierra tuvieron que cavar, maestros y eruditos al mismo tiempo, en presencia de los grandes arcanos de la naturaleza y del corazón humano … »
Grazia Deledda
Querida Grazia,
tenia trece años cuando en 1958 el pequeño televisor, en mi al tiempo pobre casa, en cuatro puntadas dio a ver el asombroso filmado Cañas al viento dirigido por Mario Landi con guión de Gian Paolo Callegari: un drama intenso e inolvidable centrado en la saga de la familia Pintor. Me enamoré de ti y compré varios de tus libros que narran de vivencias poderosas de amor, dolor y de muerte marcadas por el sentido del pecado, de la culpa, y la conciencia de una inevitable fatalidad.
Tuvo que leer varia veces Elías Portolu (1903), para muchos tu mejor libro, hermoso, poético y inquietante. Traducido en todos los idiomas europeos, este libro te llevó a un primer plano dentro de las intelectuales italianas. Es una de las novela con una trama llena de emociones y rica de situaciones imprevistas. Evoca la Cerdeña de principios del siglo XX con su sociedad arcaica y cerrada hecha de personajes dominados por una visión de la existencia humana intransigente y supersticiosa, de una moralidad sumamente conservadora hija de una religiosidad casi psicotica. La novela mantiene al lector en un constante estado de suspenso hasta un final impresionante. El protagonista llega al corazón de lector. Aparece uno de los pasajes más famosos y apreciados de tu obra: la descripción con palabra de desnuda sencillez, una romería popular al monte Lula. Así comienza la historia:
“Giorni lieti s’avvicinavano per la famiglia Portolu, di Nuoro. Agli ultimi di aprile doveva ritornare il figlio Elias, che scontava una condanna in un penitenziario del continente; poi doveva sposarsi Pietro, il maggiore dei tre giovani Portolu. Si preparava una specie di festa: la casa era intonacata di fresco, il vino ed il pane pronti; pareva che Elias dovesse ritornare dagli studi, ed era con un certo orgoglio che i parenti, finita la sua disgrazia, lo aspettavano.”
[Para la familia Portolu de Nuoro, se avecinaban días felices. En los últimos días de abril debía regresar el hijo Elías, que cumplía una condena en una penitenciaría del continente, después debía contraer matrimonio Pietro, el mayor de los tres jóvenes Portolu. Se preparaba una especie de fiesta: el vino y el pan estaban listos, era como si Elías regresara de sus estudios. Terminado el infortunio, la familia lo esperaba con una especie de orgullo].Naciste en Nuoro, la ciudad más típicamente sarda, en la que los sardos sienten más cuales son sus raíces, en una familia numerosa y acomodada. Tu padre, Giovanni Antonio, pequeño empresario y terrateniente, fue poeta aficionado y alcalde de Nuoro en 1892. Tu madre, Francesca Cambosu, fue una mujer muy religiosa que crió a sus hijos con extrema rigurosidad moral. Después de haber realizado tus estudios de educación primaria, recibiste clases particulares de un profesor huésped de un familiar tuyo, ya que las costumbres de la época no permitían que las jóvenes recibieran una instrucción que fuera más allá de la escuela primaria. Posteriormente, profundizaste como autodidacta tus estudios literarios.
Empezaste a hacerte notar como escritora con algunos relatos que publicó la revista L’ultima moda. El éxito llegó con En el azul (1890). Tus primeras obras oscilan entre la narrativa y la poética. De ellas destaca Paisajes sardos (1896). Tras casarte con Palmiro Madesani, funcionario del Ministerio de la Guerra al que conociste en Cagliari en octubre de 1899. Te trasladaste a Roma y tras la publicación de Almas honestas (1895) y de El viejo de la montaña (1900), la crítica empieza a interesarse por tus obras, no siempre bien comprendidas. En 1903 publicaste Elias Portolu que te consagró como importante escritora y después escribiste una serie de novelas y obras de teatro, entres ellas: Cenizas (1904), La hiedra (1906), Hasta el límite (1911), Colombi e Sparvieri (1912), Cañas al viento (1913), Marianna Sirca (1915), El incendio en el olivar (1918), El Dios de los vientos (1922).
Algunos críticos ha considerado que tu estaba muy influenciada por el verismo de Giovanni Verga, pero también a veces, por el decadentismo de Gabriele D’Annunzio y por los grandes novelistas rusos. No faltó algunas opinión negativa que acusaban tus novelas de ser abstrusas. Algunos críticos sin embargo reconocieron el gran valor de tu escritura moderna y original, que se halla bien integrada en el contexto literario del Siglo XX europeo.
Te propusiste construir una literatura sarda, escribiendo en italiano, que respondiera a esa mirada antropológica con la que algunos escritores miraban a su pueblo y construían la gran literatura nacional. Así como la Irlanda de Oscar Wilde, de Joyce, de Yeats o la Polonia di Conrad, tu lograse dar voz a la Cerdeña en un dialogo a la par con las grandes literaturas europeas y sobretodo con la grande literatura russa. Nicola Tanda en su ensayo, La Sardegna di Canne al vento escribió que en tu obra las palabras evocan memorias tolstojane y dostoevskiane: tu relación con los grandes novelistas rusos es rica y profunda y no solo con Tolstoj sino también con Gor’kij, Čechov, Gogol’, Dostoevskij y Turgenev.
Querida Grazia, han pasado muchos años desde cuando, con ojos encantados y el corazón latiendo de emoción, descubrí Cañas al viento. Ahora mas que ver el film prefiero leer el libro, y muchos otros libros nacidos de tu poderosa mente. Viajar a Cerdeña, tierra aspera y dura con pastores aún portadores de una cultura ancestral, gente dura como su tierra y firme, sin la flexibilidad de las cañas al viento, es una experiencia enriquecedora a través de una escritura compleja y moderna y siempre sutilmente poetica en su pathos fuertemente dramático,
Discorso di Grazia Deledda al conferimento del premio Nobel 1926
Due poesie di Grazia Deledda Interprete: Sergio Carlacchiani
Canne al vento, 1958, film completo