Maria Yudina: genio absoluto y casi olvidado.
(Nével, 28 de agosto de 1899 – Moscú, 19 de noviembre de 1970)
Salió solo una vez desde Rusia para tocar en Paris, y también en Rusia no tuvo amplias posibilidades para expresar su arte. Lo mismo sucedió con Wladimir Sofronisky. Evidentemente la vida no es fácil para quien mira más allá del horizonte común a todos. Para los que eligen nuevos caminos, a veces arriesgados. Artistas que van más allá. Visionarios. audaces, creativos, fuertes de una inteligencia musical libre de condicionamientos. Glenn Gould, Sofronisky y la Yudina forman la triadas más asombrosa de esto reducido genero de músicos.
Cualquier pieza toca, María Yudina reservas sorpresa, hace discutir, nunca cae en la indiferencias. Ideas interpretativas que rompen con la tradición se suceden de continuo. Emociona con una potencia rara. Toca con una autoridad que no deja dudas. Ella busca belleza y verdad. Toca con un espontaneidad encantadora. Ilumina cada nota con luz nueva, Crea alquimias sonoras impensables. En los pasos polifónicos es capaz de una claridad que asombra. Su técnica digital es superlativa. Recuerda vagamente Schnabel o Casadesus. Por lo contrario, no es fiel a la escuela pianística rusa por no dominar totalmente la técnica de pulso y de brazo. No poseída las octavas de un Horowitz o de un Gilels. Ni la misma ideas de ellos. Ella no buscaba el virtuosismo espectacular. Non buscada aplausos. Buscada dentro, buscaba belleza y emoción, buscada lo trascendente, la trasfiguración. Cada ataque, cada sonido que hace han sido profundamente considerados. Ternura y fuerza feroz, momentos meditativos y otro de ímpetu imparables, luces y tinieblas, todo esto y muchos más encontramos en las interpretaciones de esta pianista sin duda entres las más grandes de la historia.
Grande defensora y excelente interprete de la música contemporánea, no es de menos como interprete Bach, Mozart y Beethoven, Yudina fue una de las pocas voces del mundo artístico soviético que mostró abiertamente su disconformidad con el régimen comunista, lo que le costó numerosas represalias (se le impidió en numerosas ocasiones ejercer la docencia o interpretar en público). De familia judía, su conversión al cristianismo y su profunda fe la convierten también en una de las figuras cristianas (junto con su amigo el filósofo Pável Florenski) más importantes de la Unión Soviética.
Estudió en el Conservatorio de Petrogrado con Leonid Nikolayev y tuvo como compañeros de clase a Dmitri Shostakóvich y Vladímir Sofronitski. Durante un breve periodo de tiempo recibió también clases particulares de Felix Blumenfeld.
Curiosamente, Yudina fue la pianista favorita de Iósif Stalin. Stalin escuchó en la radio una interpretación del Concierto para piano nº 23 de Mozart y pidió una copia. Como había sido una transmisión en directo, se solicitó inmediatamente a Yudina que lo grabara esa misma noche. La llevaron a un estudio junto con una pequeña orquesta y así se pudo presentar una grabación a Stalin (esta versión se conserva y está actualmente editada en CD). Al parecer, a Stalin se le saltaban las lágrimas sólo con oír las primeras notas tocadas por Yudina. Pese a contar con esta predilección, Yudina continuó con sus críticas al régimen. Donó el dinero con el que se la recompensó por esta grabación a la Iglesia ortodoxa «para oraciones perpetuas por los pecados de Stalin.»
Maria Yudina plays Bach Chromatic Fantasia & Fugue
Mozart. Piano Concerto № 23 in A Major, performed by Maria Yudina (1943)
Maria Yudina plays Beethoven Variations on a Russian Theme
Schubert son. D 960 Maria Yudina
Brahms – Intermezzi op.117 – Yudina
Maria Yudina plays Mussorgsky «Pictures at an Exhibition» (1967)
Alban Berg – Piano Sonata, Op. 1