

Felix Mendelssohn
(Hamburgo, 3 de febrero de 1809 – Leipzig, 4 de noviembre de 1847)
La Obertura de Las Hébridas (Fingal’s Cave), Op. 26
Las Hébridas, op. 26, el alemán Die Hebriden, también llamado Hebrides Overture, Fingal’s Cave, Ossian en Fingal’s Cave, Overture a las islas de Fingal, y Overture to the Lonely Isle, obertura de concierto (que se asemeja a una obertura de ópera, aunque destinada a una interpretación de concierto más que como una Preludio a un trabajo teatral) es una obra tempestuosa de un solo movimiento en forma de sonata, inspirada en la visita del compositor a las islas Hébridas en la costa oeste de Escocia. Toma el sobrenombre de la Gruta de Fingal ubicada en Staffa. Pese a su nombre de «Obertura», la obra es independiente y más bien es poema sinfonico .Mendelssohn dedicó la pieza al rey Federico Guillermo IV de Prusia, en aquel entonces Príncipe de Prusia. Esbozada rapidamente en 1830 (el musico tenía solo 21 años), la pieza fue revisada muchas veces y estrenada (como Overture to the Isles of Fingal) en Londres el 14 de mayo de 1832.
El tema con el que se inicia la Obertura describe escalofriantemente el sonoro oleaje del océano al estrellarse contra la costa en que se abre la entrada de la gruta. De gran belleza lírica, es esta una de las páginas más felizmente conseguidas de Mendelssohn al pintar musicalmente un paisaje. Como escribiera Hugo Leichtentritt «en ésta obra maestra de la inspiración romántica, se puede oir el destemplado grito de las gaviotas, el fragor de las olas crepitantes en la gruta rocosa; oler el aroma salobre del aire marino, gustar el acre sabor de las algas y sentir el alma melancólica de estas latitudes norteñas».
Este tema consigue crear la atmósfera especial de algo nórdico, lleno de bruma y misterio, antes de que lo hagan suyo los violines, con leves movimientos de olas a lo lejos que a veces se encrespan (forte) para amansarse de inmediato (piano). El segundo tema, en Re mayor, que corre a cargo también de fagotes y violonchelos, es una maravilla de inspiración, de una expresividad y un lirismo expansivos que, gracias a un delicado balanceo de violines y violas en semicorcheas, da al conjunto una sensación de marina.
Es una pieza que tuvo y aun tiene grande éxito y ha sido grabada por muchos interpretes. Hemos elegido seis versiones que nos parecen muy interesantes, sin afirmar que sean las mejores (hay por lo menos otra decena de gran valor) y sin hacer clasificas y comparaciones. Simplemente queremos ofrecer la posibilidad para conoscer mejor esta pequeña grande joya y amarla como la han amada estos seis magníficos directores de orquesta.
Wilhelm Furtwangler, Berlin Philharmonic, Recorded 1930.
Es entres la grabaciones mas antigua y el sonido no es satisfactorio, pero Furtwangler y los Berliner Philarmoniquer siempre trasmiten profundas emociones. El fraseo es tenso, evocando un romanticismo intenso. El Maestro alemán considera esta pieza como musica absoluta buscando belleza y pathos mas alla del del fácil descriptivismo.
Otto Klemperer, Philharmonia Orquesta,1960.
Otro Maestro alemán que consideramos entres los mas inspirados interpretes de Mendelssohn. Sorprende este objetivo y austero director de orquesta que logra magníficos resultados con las obras de un compositor par nada austero. Su versión de esta pieza es entres las más bellas en absoluto. Klemperer es en general propenso a lectura clásica o neoclásicas basata sobre ritmos pausados, lentos, pero en este caso elige un tiempo en linea con la tradición haciendo tocar la maravillosa orquesta inglesa con una transparencia y riqueza tímbrica asombrosas, con un rigor y acierto estilístico inatacables, con un lirismo puro que resuena entres las estrellas. Al final es apoteósico con su esplendor de sonidos calibrados perfectamente.
George Szell, The Cleveland Orchestra, 1963.
Grabación no muy considerada a pesar de su valor indiscutibles. El Maestro ungaro frente a una orquesta excelente ofrece una lectura fuerte de un romanticismo que llega al corazón. La concertación es magistral, con perfecta calibración de los planos sonoros y el lirismo se eleva noble sin excesos. La capacidad descriptiva de Szell es mas que notable.
Claudio Abbado, London Symphony Orchestra.
Hay que quitarse el sombrero antes este Maestro del cantabile, de la elegancia, finura, siempre atento a los mínimos detalles, en la sincera búsqueda de armonia, equilibrio, belleza.
Francesco d’Avalos, Philharmonia Orchestra, 1994.
Sorprendente la versión de este Maestro napolitano que empuja la magnifica orquesta de Londres a tocar con ímpetu y pasión, a un ritmo muy rapido, el mas rapido tras las muchas interpretaciones que hemos escuchados. El mar que imagina d’Avalos es muy bravo, tempestoso en golpear la bellísima gruta de Fingal.
Sir John Eliot Gardiner, London Symphony Orchestra
Gardiner ofrece un grandes emociones. La mar respira hondo, la gruta aparece hermosa y misteriosa. Clara la concertación y amplia la dinamica con algunos pianisimos impresionantes, uso sutil del vibrato, accelerando impetuosos en una textura sonora que parece indicar esta obra como proto-wagneriana.