Piraí Vaca un músico de verdad
Faltó poco para que Piraí Vaca se convirtiera en monje taoísta. Es un hombre movido por la búsqueda de la paz interior, de la verdad, de la excelencia en todos los aspectos de la vida. Ha aprendido a comprender las energías con la misma profundidad con la cual domina la guitarra. No toca para ser el mejor o para alimentar su ego. Toca para estar en sintonía con la energía primigenia, para el crecimiento espiritual, para comunicar emociones sanas, genuinas. Busca y encuentra la unidad en sí mismo, con la fuerza creadora de nuestra existencia, con los oyentes. No toca con las manos, como ama afirmar, toca con el alma. Y toca hondo con la singular potencia expresiva de un indio boliviano casado con el vivir Zen. Ha tenido maestros como Manuel Barrueco y Hubert Käppel y con el tiempo ha madurado alcanzando la excelencia como intérprete de un amplio repertorio, desde Bach hasta piezas populares bolivianas. Todo expresado con una claridad cristalina, una fuerza siempre bien calibrada, sonoridades de una belleza rara. Por ejemplo en Koyunbaba descarta la muestra de virtuosismo eligiendo un ritmo moderado que le permite la máxima profundidad expresiva, uso muy fino de la agógica y de la dinámica, además de un sonido cálido, hermoso. Piraí exalta, conmueve, nos conecta con la magia.
Aquí proponemos algunas piezas:
Más una clase magistral: Como tocar bien la guitarra