Teodoro Currentzis, 24 de febrero de 1972, ex «enfant terrible» y quizá verdadero genio…
«Ser músico no es un trabajo». «¿Podría alguien sugerir que Orfeo era un músico de carrera? No se puede decir eso, o si Mozart era un músico profesional, el término profesional es simplemente otra palabra para la mediocridad».
Teodor Currentzis
Él es el equivalente conductor de Glenn Gould, que dijo que no tiene sentido realizar algo que se haya realizado mil veces antes, a menos que lo hagas de otra manera. Y Currentzis tiene una ética de trabajo y atención al detalle, un fuerte misticismo, además de ser un visionario en perfecta consonancia con su signo zodiacal, el Piscis. Todas sus grabaciones están llenas de sorpresas. Por esto es sumamente interesante. Obviamente se puede en algunos caso no estar de acuerdo con él, y no puede se de otra manera: depende de la apertura mental, la sensibilidad, el valor de explorar ámbitos sonoros nuevos.
Sus críticos dicen que es demasiado mayor para ser «enfant terrible», pero lo cierto es que a Teodor Currentzis, nacido en Atenas en 1972, el traje de rebelde le queda mejor que el frac. Estudió dirección de orquesta en el Conservatorio de San Petersburgo con Ilya Musin, que fue profesor también de Valery Gergiev y Semyon Bychjov. En 2004 fundó la orquesta y el coro MusicAeterna escogiendo a mano a los mejores músicos que pudo encontrar, en gran parte de Rusia, donde hay muchos para la selección. Cuando se le ofrece el puesto de Director Artístico de la Ópera de Perm, una ciudad en el medio de Rusia cuya temperatura redefine el frío, Currentzis se llevó con él a su orquesta.
Contrario a la tradición operística del siglo XX, el director griego se embarca en la grabación de las tres óperas compuestas por Mozart y el libretista Lorenzo da Ponte: Le Nozze di Figaro (publicada en febrero de 2014), Così Fan Tutte (publicada en noviembre de 2014) y Don Giovanni (disponible en otoño de 2015). De alguna manera convenció a Sony para invertir una cantidad importante de dinero, y se puso a trabajar. En Perm, él, su orquesta y cantantes, junto con productores, ingenieros de sonido y técnicos, pasan semanas, viven, comen y respiran allí, y la mayoría de sus momentos de vigilia se dedican a crear música. Se registran cientos de horas de toma, con Currentzis empujando a todos los involucrados más allá de los límites de lo que la mayoría consideraría posible. Elige velocidades que son, para muchos, imposibles. Técnicas vocales que no se enseñan en ninguna escuela. Y aparecen interpretaciones que hacen que la mayoría de los críticos de la música y las audiencias regulares de la ópera cuestionen todo lo que creían y que conocían. Su concepción de estas obras es tan grandiosa, tan viva y electrizante, tan llena de pathos, tan lejos de cualquier cosa que haya venido antes que ha redefinido la música misma. Algo similar está haciendo, en su ámbito, Smaro Gregoriadou, una guitarrista griega que esta siendo una sorprendente revolución.
Teodor Currentzis ha recibido en 2016 el prestigioso Premio Kairos en una ceremonia que se llevó a cabo en el Deutsches Spielhaus en Hamburgo. El famoso director de teatro Peter Sellars ofreció un discurso en el que elogió al galardonado, diciendo: “Teodor Currentzis es un artista sagrado; él reconoce el milagro en cada persona, cada instante, cada lugar y en todo momento” ….»trascendiendo las fronteras tradicionales en las artes, es intransigente en su determinación de resistir las limitaciones a las que se somete el negocio de la música de hoy.» El Premio Kairos ha sido otorgado cada año desde 2007 y es el premio mejor remunerado de su clase en Europa. La noticia de la entrega de este premio ha tenido una gran repercusión en los medios de comunicación de Alemania. El semanario alemán «Die Zeit» escribió: «El mundo de la música podría aprender mucho de la Ópera de Perm».