Theo Angelopoulos: el cine del silencio y de la infinita triste belleza.
Nació el 17 de abril de 1935 en Atenas. Tenía que ser abogado pero dejó Grecia para trasladarse a Francia. En París se licenció en literatura por la Universidad de la Sorbona y también se instruyó en la Escuela de Cine de París antes de retornar a Grecia y trabajar como periodista realizando críticas de películas.
En 1970 completa su primer largometraje, Reconstrucción (Anaparastassi) y gana un premio en el Festival d’Hyeres y acude también a Berlín, llamando la atención de los críticos de todo el mundo. Siguen tres películas forman una trilogía sobre la historia reciente griega donde se aprecia ya un discurso, que teñirá gran parte de su obra, basado en una lectura del pasado con tonos brechtianos: Días del 36 (Meres tou ’36, 1972), El viaje de los comediantes (O Thiassos, 1975) y Los cazadores (I Kynighi, 1977). Con la segunda logra el Premio Internacional de la Crítica en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de 1975 y es, desde entonces, considerada una obra maestra del cine contemporáneo.
El poder es protagonista en Alejandro Magno (Megalexandros, 1980), en donde Angelopoulos traslada la figura del guerrero macedone a finales del siglo XIX. En la década de los ochenta, comienza su colaboración con el guionista Tonino Guerra en lo que se ha definido como “Trilogía del silencio”, conformada por Viaje a Citera (Taxidi sta Kithira, 1984), El apicultor (O Melissokomos, 1986) y Paisaje en la niebla (Topio stin Omichli, 1988), gracias a la cual gana el León de Plata en la Mostra de Venecia. En la siguiente década, el cineasta se consolida como una de las referencias del séptimo arte europeo gracias a tres títulos emblemáticos: El paso suspendido de la cigüeña (To Meteoro Vima tou Pelargou, 1991), La mirada de Ulises (To Viemma tou Odyssea, 1995) y La eternidad y un día ( Mia aioniotita kai mia mera, 1998), que le hace ganar la Palma de Oro en Cannes.
La mirada de Ulises es un drama donde su obra alcanza su máximo poder de emocionar, sorprenderBene: es un viaje en busca de las orígenes, un intento de explicación y de refugio para todo lo que en ese momento se está derrumbando, simbolizado en la guerra de los Balcanes, (la guerra como metáfora de la Modernidad) y creado en los paisajes desolados de Albania y la antigua Yugoslavia. En 2004 aparece Eleni (2004), otra obra maestra,
En el cine de Angelopoulos el silencio es el principal elemento de significación de aquello que quiere contar, un silencio que se va apoderando poco a poco de la imagen y del espectador y le sumerge en un mundo de meditación que ya no podrá abandonar hasta el final de la proyección. Cine intimista, algo triste, melanconico, con escenas de gran belleza y de enorme impacto visual. Su estilo se caracteriza por narraciones pausadas, tomas largas, colores esfumados, nieblas, otoños, grises, utilización de tiempos muertos, alteración del eje cronológico, con amplias dilataciones del ritmo espacio-temporal. Se distingue por tejer los temas nacionalistas, heroicos y los intereses anti-autoritarios en un tapiz narrativo sincronico, de insólito pathos poetico y belleza de imagenes raras en el cine de los últimos treinta años.
Colaboró a menudo con el director de fotografía Giorgos Arvanitis, con la genial la compositora Eleni Karaindrou. No ganó el Oscar, obviamente, pero el valor, la preciosidad de sus obras impone ponerlas en la grande historia del cine de arte. Angelopoulos se sitúa a la altura de directores como Bergman, Kurosawa, Bresson, Tarkovsky, Antonioni o Fellini y no estoy exagerando. Pero está claro que hace falta una especial sensibilidad para apreciar películas como La mirada de Ulises o Eleni y verla per completo e comprenderla y amarla. Hay que ser culto en musica, fotografia, cine de contenidos profundos, estar politicamente en contra de los opresores. Comprender que hay belleza en cierta tristeza, cierta nostalgia, en en la lentitud de enunciación, en el decir simbolico, sutil… Y comprendo perfectamente que hay personas que no toleran este lugar de bellezza en donde no resplandece el sol. Tampoco hay oscuridad. Hay verdades, se pone desnuda certa esencia de cierta humanidad.
Lenin Statue from Theo Angelopoulos’ Ulysses Gaze (1995)
https://youtu.be/oq9lEc6SuCo
La eternidad y un día (Fragmentos) – Theo Angelopoulos (1998)
The Weeping Meadow-To Livadi Pou Dakryzei Director: Theodoros Angelopoulos Music:Eleni Karaindrou
The weeping meadow – funeral scene