“La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella”.
Goethe
Todo sucede, incluso lo que nunca imaginaste…o que sería imposible. Hay momentos de amargura que derivan de la soledad por hacer parte de un mundo desaparecido, obligado a tolerar gente vulgar. Como un personaje, tal José Manuel Portalo, nuevo novio de una mujer con la cual he compartido los últimos siete años de mi vida. Este personage ha llegado a escribirme una inoportuna mail que recita: “Seguramente eres un amargado gilipollas Gianni. O quizás ni llegas a esa categoría. Y si tienes dudas, púdrete en tu mierda”.
Todo sucede en esta “sociedad” en degrado y obviamente no hay que contestar a insultos de ningún tipo. Pero esta mail me ha dato impulso para escribir contestando a una pregunta hecha a mi mismo: ¿Soy un amargado?
¿Soy un amargado porque no fumo, no tomo alcohol, no voy por bares y discotecas, no hago el turista, no quiero quitar libertad a los animales como se hace con perros y gatos, no voy a espectáculos menos que mediocres, no escucho «música» de infimo nivel? ¿Evito todo lo que es antibiotico (y no me refiero solo a los fármacos)? ¿Soy un amargado por vivir ecologicamente? ¿Porque me interesa la verdadera arte y la cultura? ¿ Soy un amargado por vivir lejos de la suciedad ciudadana? ¿Lejos de los vulgares? ¿De los imbeciles?
Y otra pregunta impone meditar profundamente: ¿La infidelidad revela escasa inteligencia, escasa cultura, nada de evolución espiritual? ¿Es signo de vivir en la intrascendencia? ¿La fidelidad es Utopía en estos tiempos de «amor liquido» como afirma Bauman?
Quizás sí. En el tiempo de la post-verdad, de la incultura y la vulgaridad no puede haber lugar para la fidelidad. Y por estos algunos se agarran a la fidelidad de los perros, que es poco mas que dependencia de seres presos, encadenados, enjaulados. No es tiempo de vuelos, ni de aleteos…es tiempo de gusanos. Triste tiempo de una «civilización» destructora que ha llegado a su ocaso.
Amargura
Me siento feliz cuando
estoy solo en contemplación,
cuido plantas y arboles,
un Maestro me enseña,
encuentro Shakespeare
escucho Purcell,
leo un soneto de Montale.
Llega el malestar con la cercanía
de humanos intrascendentes,
con sus mentiras, ladronas,
ladrones, traicioneros, traicioneras,
oportunistas, egoístas, estupid@s,
asesinos de arboles,
de la naturaleza, de la belleza.
No hay amargura mientras
cultivo la soledad, comparto
saber, cultura, hermosura
con mujeres o hombres
respetuosos, honestos
capaces de exaltar la nobleza
y vivir en la trascendencia.