Volver a los orígenes
El hombre es el único animal en el mundo que tiene que trabajar para sobrevivir. El trabajo no existe en la naturaleza. A veces confundimos las funciones fisiológicas (comer comprando alimentos) con el trabajo pero en realidad este concepto fue inventado de la nada creando algo muy perjudicial para nuestra especie. El trabajo es algo antinatural y ha sido inventado como la guerra, las enfermedades, como el cigarrillo, la Coca cola o la pena de muerte.
Nos dicen que el mundo en que vivimos es el mejor de los mundos posibles, que no se puede hacer otra cosa, y que si fuera posible, ya lo habría pensado y puesta en marcha en el pasado los políticos, los bancos, los científicos, las organizaciones de voluntarios, etc. Está claro que algún filosofo, poeta o Maestro espiritual, incluso hace mas de dos mil años, había indicado el camino hacia una sociedad pacifica, justa, sabia, ecológicamente consciente, pero no ha habido seguidores.
La sabiduría, la inteligencia, el respeto de la vida en su totalidad nunca han sido de moda. Estamos en la epoca de la ignorancia y de la post-verdad. Actualmente los profesores, los políticos, la televisión, los colegas, todos contribuyen a la labor de consolidar la convicción que este es el mejor mundo posible, que la esperanza de vida ha subido, que todo va más o menos bien, que hay a veces crisis pero se superan, una persona cada todos padece cáncer o problema de corazón, pero esto es normal. Nos dicen que tenemos que aceptar la política porqué es así, que no podemos dejar los bancos privados, la deuda, las armas, ocho horas de trabajo, las enfermedades, los préstamos bancarios, la leche para los huesos, la carne a los músculos, el tomate para la próstata, las revistas del corazón, el bolso de Guitton y de ir comer gatos por liebre en los restaurantes chinos.
El hombre de hace unos pocos millones de años atrás, antes de la desviación devastadora del ecosistema por las glaciaciones, no hubiera sabido qué hacer con todo esto que hoy domina una vida que muy poco tiene de vera vida. Nos hubiera tomado por tontos esquizofrénicos, masoquista. Este hombre de tan lejana antigüedad lo tenía todo: la salud, el clima, el ecosistema adecuado para la especie humana, los alimentos electivos, la libertad, el contacto con la naturaleza. Él era libre y nunca habría cambiado su vida con la nuestra. Nunca habría aceptado de se hacer trabajos superfluos dando más de la mitad de lo ganado al príncipe de turno, al rey, al político, al banquero, al mafioso, al religioso.
Si podríamos volver a esos tiempos remotos con la tecnología que tenemos hoy tendríamos mucho más tiempo para desarrollar la creatividad, aprender sobre la naturaleza. Para estudiar el potencial humano, para viajar, par el amor… para VIVIR. Ya no se preguntaría » ¿Qué hace usted?” Sino «¿Qué pasión tiene?” No se trabajaría para los demás sino con los demás y nunca en actividades superflua: habría el intercambio de conocimientos, la aplicación junta de las técnicas, la ayuda mutua desinteresada. Volvería la confianza en los demás y no se tendría que pedir prestado dinero a los usureros. Porque el dinero no existiría. Todas las relaciones se basarían sobre la confianza en el intercambio de bienes. Habría la economía del dar, no la economía de coger y acumular dinero vorazmente, aprovechándose de los más débiles, de los pacíficos, de los justos. No había robos ni ladrones.
Sin embargo, hoy es casi imposible prescindir de las falsas necesidades que nos han hecho esclavos. Sin saberlo hacemos » esclavitud voluntaria “… Este depende sólo de nosotros, y no cambia porque el miedo bloquea. Podemos construir un futuro sólo conociendo nuestro pasado. Podemos volver a saborear la libertad. Entonces abrazaremos con alegría y entusiasmo el retorno a los orígenes.