«Escucharlo en la intimidad de su estudio fue, para mí, una iniciación a una forma de tocar el piano que se había perdido, así como una introducción a un género de música maravillosamente hermosa e interesante que había caído de moda.»
Andrew Kraus que estudió con Saperton en los últimos meses de su vida.
David Saperton nació en Pittsburg el 29 de octubre de 1889 y comenzó el estudio del piano a la edad de seis años y pronto mostró dotes prodigiosas. Tenía quince años cuando debutó la Metropolitan Opera House tocando el “Concierto en mi menor” de Chopin. Perfecionó sus estudios en Alemania y en 1909 hiso una gira de conciertos en ciento ochenta ciudades europeas. Volvió a New York en 1912 y durantes seis años dio conciertos en todas las principales ciudades americanas. El éxito fue grande pero ningún empresario le ofreció contractos y Saperton abandonó la vida de concertista dedicándose a la enseñanza.
Se casó con una hija de Leopold Godowski y gracias a este otro inmenso pianista tuvo la oportunidad de entrar en el corpus de profesores del Curtis Institute de Filadelfia en donde contribuyó a la formación de pianistas del calibre de Jorge Bolet, Shura Sherkassky, Julius Katchen, Abbey Simon, Elanor Sokoloff y varios otros. Al mismo tiempo se empeñó en el estudio de las obras y las trascripciones de Godowsky y en 1940 grabó para la Rca Victor diez estudios de Chopin-Godowsky, pero los discos no fueron publicados porque el cobre de las matrices fue fundido para fabricar casquillos de bala para ser utilizadas en la secunda guerra mundial. Sucesivamente, en 1952, grabó una serie de discos que afortunadamente han llegado hasta nosotros, documentando el arte de un pianista absolutamente portentoso, por técnica y aun más por potencia expresiva. Su fraseo alcanzaba una fuerza poética o dramática rara de escuchar. También su riqueza tímbrica era excepcional. Por ejemplo su interpretación del Estudio de Chopin op.10 nº 9 es emblemática de su manera de tocar sumamente clara y expresiva muy diversa de muchas de las ejecuciones actuales, que más de humanos parecen obra de robots.
Pero las proezas de Saperton vienen con los muy complejos y exigentes estudios de Chopin-Godowsky (a su altura hoy tenemos el pianista italiano Francesco Libetta), con el Gaspar de la Nuit de Ravel y otra paginas del repertorio del tardo romanticismo. Se ha dicho que cuando Saperton grabó estos discos su arte pianística era ya en declive. Si es verdad, podemos pensar que unos treinta años antes Saperton podía haber sido el pianista más dotado de su tiempo. Y resulta inexplicable que acabó retirándose. Parece ser el destino de varios genios como Sergio Fiorentino que tuvo una historia similar, pero en edad avanzada pudo reanudar la carrera internacional y grabar una memorable serie de discos. Volviendo a Estados Unidos, ha habido varios importantes pianistas que por varios motivos no han llegado a marcar la historia y llegar a un amplio publico como era de esperar: William Kapell muerto en un accidente aéreo, Leon Fleischer por problemas a una mano, Byron Janis bloqueado por la artritis, Van Cliburn, que, después de haber ganado un premio Ciakowsky de manera espectacular, poco a poco desapareció de la escena internacional.
Saperton merece ser recordado, escuchado y amado. No estamos frente a un profesor de piano que toca para dar clases de música: estamos frente a un artista muy creativo, original, tremendamente comunicativo. Un poeta al piano, uno brujo, un sorecer, un mago….
Aqui algunas piezas para empezar: