

Stabat Mater («Estaba la Madre») es una secuencia (himno o tropo del Aleluya gregoriano) atribuida por largo tiempo al Papa Inocencio III o al franciscano Jacopone da Todi. Ahora se piensa que el poema de Stabat Mater es de origen franciscano del siglo XIII y su atribución anterior a Jacopone da Todi es descontada. Comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa («De pie la Madre sufriendo»). Como plegaria medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo. Es una de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 600 compositores diferentes, de distintas épocas, géneros, estilos y visión musical: desde Josquin Duprez y Orlando di Lasso hasta Penderecki y Arvo Pärt. Los más interpretados son los de Pergolesi y de Rossini pero muchos guardan importancia y valor. Se puede recorrer la historia de la música occidental a través del Stabat Mater en siete etapas:
1ª Edad media: Canto gregoriano.
2ª Renacimiento: Palestrina.
3ª Barroco: Vivaldi.
4ª Barroco tardío-Classicismo: Pergolesi.
5ª Classisismo: Haydn.
6ª Romanticismo: Dvorak.
7: Contemporánea: Pärt.
1ª Gregoriano.
Fue considerado «el himno más tierno y más patético de la Edad Media, con los típicos melismas de este sugestivo canto monódico puro sin acompañamiento instrumental que es el canto gregoriano.
Gregorian chant notation from the Liber Usualis (1961), p. 1634v. Latin lyrics sung by the Benedictine Monks of the Abbey of Saint Maurice et Saint Maur de Clervaux.
2ª Giovanni Pierluigi da Palestrina (c. 1525 — 2 de febrero de 1594)
Palestrina compuso su Stabat Mater para coro doble (ocho voces) alrededor de 1590. Es un motete extremadamente expresivo que encantó a Richard Wagner, el cual realizó e incluso publicó su propia «edición» del motete. La secuencia ofrece un vehículo perfecto para la devoción de finales de la Edad Media: cuando uno canta el Stabat mater, observa metafóricamente a María mirando el sacrificio de Jesús. La voz de María en el texto muestra una pena intolerable por la muerte de Jesús. La música de Palestrina, refleja plenamente la mirada de la pasión devocional. En la superficie, sus materiales musicales son simples: ocho voces, presumiblemente sin acompañamiento, siguen, como siempre, un perfecto contrapunto. El coro se divide en dos grupos que alternan frecuentemente pasajes simples y homofónicos. Sin embargo, dentro de esa «pureza» del estilo musical básico, el compositor disfruta de la imagen apasionada del texto. Justo en la primera frase, utiliza un fuerte contraste armónico entre acordes dándole a la voz tenor un tritón melódico muy audaz a su tiempo. Tensiones armónicas similares pueblan la pieza entera. A menudo, los cambios en la textura también provienen del texto: dúos imitativos para representar el par de personajes en duelo, o texturas de ocho voces llenas cuando el poema nos pide que todos lleven la Cruz de Cristo, Por ejemplo:
The Choir Of King’s College, Cambridge, conductor: Sir David Willcocks
3ª Antonio Vivaldi ( 1678-1741)
El “prete rosso” no era especialmente fuerte en el componer piezas profundamente dolorosas y dramáticas. Vivió en el apogeo del concierto barroco como verdadero protagonista. Su Stabat Mater emociona pero no arranca lágrimas. María observa resignada su hijo clavado en una cruz. Es una música más bien serena con bonitos colores, frases expresivas momento de excelente orquestación, que se deja escuchar con agrado.
James Bowman, counter-tenor. THE ACADEMY OF ANCIENT MUSIC, directed by Christopher Hogwood
4ª Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736).
El Stabat mater de Pergolesi no es sólo la obra más influyente del género, sino una de las partituras más difundidas y celebradas de todo el siglo XVIII. Fundadora, en cierto modo, del clasicismo por su economía de medios, la claridad de sus líneas y su acertado equilibrio entre el estilo sacro y el teatral, la obra fue además –según estimaciones de Dennis Shrock– la más reimpresa de su siglo. Es un canto doloroso de los más puros y conmovedores que podemos escuchar. Una de la cumbre del genio humano, obra de un músico que vivió solo veintiséis años. Esta música habla por sí misma y no necesita explicaciones. Solo dos citas: Rousseau, quien afirmó en su Dictionnaire de musique que “la primera estrofa del Stabat mater [de Pergolesi] es la más perfecta y emotiva salida jamás de la pluma de un músico”, y el de Ludwig Tieck, quien declaraba verse obligado a ocultar sus lágrimas cuando escuchaba esta obra, especialmente en “Vidit suum dulcem natum”.
Pergolesi : Stabat Mater – Valer Sabadus & Philippe Jaroussky & L’Arpeggiata
5ª Franz Joseph Haydn (1732 – 1809)
El “padre de la Sinfonía” estaba muy orgulloso de su Stabat Mater, que se mantuvo durante la década de 1780 en los programas de los Concerts spirituels parisinos, tras haber pasado por Viena y Leipzig. Es una obra de amplias dimensiones, magníficamente orquestada en la cual el dolor es mitigado, sublimado, incluso yendo más allá del dolor. En la partitura de su Stabat Mater, Haydn parece plasmar toda su sensibilidad religiosa que expresa la tragedia y el sufrimiento que vive la Virgen a los pies de la Cruz mientras asiste a la agonía de su hijo, convirtiéndose de esta manera en el paradigma de la Madre universal que sufre por toda la humanidad. La partitura es de una gran belleza que mantiene, siempre dentro de la tragedia, una gran expresividad, pero con un espíritu sereno y contenido que contribuye a dotar a la obra de una mística muy especial.
The English Concert and Choir, Trevor Pinnock
6ª Antonín Dvořák
Quizás sean más representativos, entre los Stabat Mater de la época romántica lo de Schubert o de Liszt, pero hemos preferido ir directamente a la obra monumental (dura cerca de una hora y media) de éste compositor del romanticismo tardío, que nos ha dejado una “cantata” de estilo religioso. Teniendo en cuenta que fue su primera obra de este tipo no deja de maravillar. Está hecho de diez piezas autónomas, solo el movimiento final recuerda los temas de apertura de la obra, pero luego se convierte en un triunfal Amén en forma de fuga de considerable complejidad, que culmina con un “fortissimo”. La música es de carácter dramático, de profundo lirismo y melancolía; sin embargo, a pesar de estar influenciada por los cánones operísticos, no se desborda, se contiene con elegancia y sorprendentemente termina en forma esperanzadora, con una luz que ilumina la parte final, para concluir apoteósicamente.
Nikolaus Harnoncourt conducts the Arnold Schoenberg Choir and Chamber Orchestra of Europe
Luba Orgonášová, soprano
Elisabeth Kulman, alto
Saimir Pirgu, tenor
Roben Drole, bass
0:09 I. Stabat Mater (Quartett & Chor)
19:50 II. Quis Est Homo (Quartett)
31:45 III. Eia Mater Fons Amoris (Chor)
39:00 IV. Fac, Ut Ardeat Cor Meum (Bass & Chor)
48:57 V. Tui Nati Vulnerati (Chor)
55:11 VI. Fac Me Vere Tecum Flere (Tenor & Chor)
1:03:48 VII. Virgo Virginum Praeclara (Chor)
1:10:50 VIII. Fac, Ut Portem Christi Mortem (Soprano & Tenor)
1:17:02 IX. Inflammatus et Accensus (Alto)
1:23:50 X. Quando Corpus Morietur (Quartett & Chor)
Dvorak: Stabat Mater, Jansons, Bavarian Radio Symphony Orchestra
7ªArvo Pärt
Cuando Arvo Pärt pone las palabras a la música, da la impresión de haber entrado en las profundidades del texto elegido y regresado a la superficie con la fortaleza de una verdadera compresión. Pärt lo logra en parte por la pureza y simplicidad de su lenguaje musical, y en parte por la forma en que extrae una música tan poderosamente expresiva, directamente de los ritmos y formas del texto, de modo que casi parece como si las palabras hayan compuesto la música. Pärt utiliza una técnica que él nombró «tintinnabuli» en la que los sonidos de una campana persisten mientras que la música se esfuma en el silencio. Estamos frente a uno de los más impactantes ejemplos del “minimalismo sacro” del Maestro estonio.
Conductor: Kristjan Järvi, Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin, RIAS Kammerchor