

Zara Nelsova: la reina de los violoncelistas
Bajo el signo del Capricornio han nacido violoncelistas de grande importancia: Pau Casals, Carlos Prieto, Mischa Maisky, Daniil Shafran…y la casi olvidada Zara Nelsova. Canadiense de ascendentes judios-rusos, nació el 23 diciembre del 1918. Su apellido era Katznelson. Cuando la familia se mudó a Gran Bretaña en 1928, Sara, de diez años, continuó sus estudios con Herbert Walenn, interpretando, dos años después, el Concierto de Lalo con la Sinfónica de Londres: a los doce años ya era una gran violonchelista. Pero buscando mejorar, estudió con los tres más grandes violonchelistas de aquel tiempo: Gregor Piatigorsky, Emanuel Feuermann y Pablo Casals.
Llamó la atención del director William Steinberg colocando su violonchelo directamente frente a él después de un ensayo y comenzando a tocar. Todo eso, más un cambio de nombre, y en poco tiempo, Zara Nelsova había sido coronada como reina de los violonchelistas. El público quedó cautivado por su sonido salido, dorado, por su portentosa técnica; su fraseo espontáneo hecho de una musicalidad noble; por su vibrato rápido e intenso, muy expresivo. Tocó regularmente con las mejores orquestas americanas y europeas. Steinberg la contrata anualmente como solista. Hizo una gira triunfal en 1966 por la Unión Soviética, siendo la primera violonchelista estadounidense en tocar allí (había obtenido la ciudadanía estadounidense en 1955). Dio a las sonatas de Hindemith y Shostakovich sus estrenos británicos, interpretó el Concierto de Walton con la dirección de Walton e hizo la primera grabación del Concierto de Barber con la dirección del autor. Sin embargo, su mayor admirador entre los compositores fue Ernest Bloch, quien llegó a decir: «Zara Nelsova es mi música». Fue a instancias de la Nelsova que Bloch escribió sus Suites para violonchelo, y ella grabó Schelomo bajo su batuta. Incluso le dio una foto con la inscripción «a Madame Schelomo». Entonces, una lectura de las grabaciones esenciales de Nelsova solo puede comenzar con Schelomo. Curiosamente, la grabación favorita de la Nelsova no fue la de Bloch, sino una posterior con Ansermet y la Filarmónica de Londres: una actuación altamente expresiva y espontánea. Aún más conmovedora es su interpretación de From Jewish Life de Bloch, palpitantemente dolorosa.
Viajar hacia atrás de Bloch a Bach muestra la flexibilidad estilística de Nelsova que dominó un repertorio inmenso: grabó tres de las Suites bochianas con sencillez y naturalidad, las cincos Sonatas de Beethoven con un acierto estilístico mas que notable, una autoridad que confiere a la grabación un lugar maximo en la historia de la interpretación. El tono se vuelve impetuoso per sin excesos en el Concierto de Dvořák, que grabó tres veces: la última versión, con Susskind y la Sinfónica de St. Louis, es una creación extraordinaria por claridad y tocada con un hermoso, intenso sonido. Otra maravilla es el Concierto de Lalo, con Boult y la Filarmónica de Londres, declamado con un temperamento fuertemente romántico. La Nelsova estuvo casada durante diez años con el pianista Grant Johannesen. Los dos formaron un excelente duo: sus grabaciones de la Sonata de Chopin y aquella en Mi menor de Brahms son de referencia absoluta.
También hay un otro maravilloso ejemplo de su interpretación de música da cámara, que para ahora es ausente en Web, el Trio per piano in Re major, Op. 70 No. 1 «Ghost» de Beethoven, tocado en el Festival de Stratford de 1954 con el pianista Glenn Gould y el violinista Alexander Schneider. Esta interpretación fue precedida por un polémico proceso de ensayo, que enfrentó al pianista de veintidós años con sus colegas de mayor edad (il violinista tenía 46 años). A medida que aumentaban los desacuerdos interpretativos, Schneider le preguntó a Gould cuántas veces había interpretado la pieza. La respuesta resultó ser cero. Schneider dijo: «Lo he hecho cuatrocientas o quinientas veces». A lo que Gould respondió: «Mi posición siempre ha sido que la calidad es más importante que la cantidad». La Nelsova logró mitiga la tensión y así llegar a un acuerdo. Al fin la interpretación resultó precisa, muy vital, a ratos genial, como con frecuencia sucede cuando está en escena Glenn Gould.
Zara Nelsova – Beethoven Cello Sonata No.2 in G minor, Op.5 No.2 1955-56
Zara Nelsova, cello Artur Balsam, piano
Zara Nelsova – Rachmaninoff Sonata in G minor for Piano and Cello, Op. 19
Cello Sonata in G minor, Op. 19 – III. Andante (Nelsova, Arthur Balsam) (1956)
Zara Nelsova, Leonard Bernstein
New York Philarmonic Carnegie Hall, 1962
Nelsova, London Philharmonic, Ansermet) (1955)
Zara Nelsova – Barber Cello Concerto (conducted by the composer)
The New Symphony Orchestra Of London