Shirin Neshat: carta para una mujer valiente.
(Quizvan, Irán, 26 marzo 1957)
“No soy cristiano, ni judío, ni parsi, ni musulmán. No soy de oriente, ni de occidente, ni de la tierra, ni del mar. No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado. Los dos mundos han desaparecido de mi vida. No me queda sino danzar y celebrar”.
Rumi
Irán no es solo cuna de religiosos fanáticos asesinos de mujeres adulteras y de homosexuales. Irán es también tierra de grandes artistas, de personas, pocas, que sueñan la paz y la libertad. De mujeres que sueñan la libertad de poder elegir con quién vivir, vivir una sexualidad libre, vestirse como desean, tener acceso a la cultura, a la vida política. Lo sabemos muy bien, los ayatolas son intransigentes. Condenan a muerte a escritores en desacuerdo con el oscurantismo y la barbarie religiosa. Hasta logran hacer suspender en Alemania la representación de una obra de Mozart porque la regia ofendía la religión de Mahoma. El Mahoma que se casó, lo dice el Corán, con una niña de seis años. Aquella suspensión no fue una ofensa al Islam, fue una ofensa a la libertad y a la inteligencia. Y aquí tengo que poner en claro que no rechazo solo la religión musulmana. Rechazo también la religión cristiana, hebraica y todas las otras. Y si algún psicopático con larga barba y turbante quisiera condenarme a muerte, que lo haga. No tengo miedo.
Si querida Shirin, aquellas armas de un negro que hiela, que corta en dos una cara de mujer o se asoma entre los pies de mujeres… mujeres con piel que es un mandala de arabescos de caligrafía persa: la palabra escrita rompe el silencio con versos poéticos. Mujeres que tienen prohibido hablar o mandar, pero tienes el permiso de tomar armas para ir a la batalla y defender causas de hombres. ¡Oh, querida Shirin, que imágenes las tuyas! Que dominio por fines expresivos del corte de la imagen y del blanco y negro. De que fuerza, elocuencia, drama, desesperación, nos haces testigos. La desesperación de mujeres sumisas, maltratadas, que viven una vida de pesadilla entre la tiranía religiosa, de los padres, de los maridos, de los hijos.
Y no es solo la fotografía, tu medio expresivo, también sabes usar magistralmente el medio audio visivo en obras de corta duración y poderoso impacto, como el video Turbulent, con la pantalla cortada a la mitad: a la izquierda el cantante-compositor (bravísimo y grandísimo) que se exhibe frente a una platea llena y entusiasta y a la derecha una mujer vestida de negro y cara cubierta que canta (bravísima y grandísima) en la misma sala pero con sillas vacías: imágenes y sonidos que arrastran en un tornado de emociones y que dejan una marca inolvidable.
En fin, mi querida Shirin, siento decirte que el fanatismo religioso no puede ser combatido eficazmente ni con armas ni con el arte. Un religioso es una persona que no ve el mundo así como es, lo ve deformado por lo que el es: una persona con mente alterada, enferma. Una mente que funciona mal en consecuencia de programas condicionantes que llegan de las llamadas sagradas escrituras. No sirven las armas, ni el arte, ni la palabra. Sirve el tiempo, mucho tiempo, para que se pueda volver a una conciencia libre y civil. Y en lugares como Irán, con siglos y siglos de opresión machista y misógina, hace falta aún más tiempo. Quizás es una utopía imaginar un mundo libre de religiosos de este tipo, pero hay que nutrir esta utopía.
Menos mal que existen mujeres, en el mundo arabe, como tú que luchan para un destino diferente, sin importarle que esta lucha es una utopía. Luchar con la palabra y el arte come haces tu conmueve, exalta la belleza, enriquece, pero poco o nada puede hacerse contra las mafias religiosas. Obviamente tiene que hacerse. Pero la acción eficaz es el abandono de estos enfermos incurables, que ignoran el respeto, la empatía, el amor. El abandono de estos psicópatas a su destino. La acción eficaz es aislarlos, ignorarlos, no comerciar con ellos, con ellos no tener trato alguno.
Lo sé querida Shirin que el exilio puede ser penoso. Yo también he tenido que exiliarme por barbaries muchos menores, y quizás habría podido evitar el hacerlo. Mas frente a lo que es Irán, no veo otro camino.
Turbulent by Shirin Neshat
Shirin Neshat – Women without smiles (Shouts without sound) // full version
Shirin Neshat